martes, 1 de julio de 2014

Argentina, entre la emoción y la preocupación

El silencio en las tribunas evidenciaba la sensación de los hinchas.La Selección jugó mal y no le encontró la vuelta ante un equipo limitado.
 La Di María, el cabezazo y posterior rebote de Dzemaili, el tiro libre del final- nos dieron una emoción que todavía nos dura y se siente en la piel. Fue tan intensa la sucesión de impactos que, recién ahora, cuando ha pasado ya un rato desde el festejo, es posible ordenar las ideas. Es entonces que, superadas las primeras sensaciones, las más primarias, aparece la reflexión. Y lo primero que surge es una evidencia: Argentina jugó un mal partido.
definición – el gol de
La entrega física y la jerarquía de algunos jugadores es lo poco que se puede rescatar. La gente se fue muy preocupada por el juego. Se respiraba en las tribunas: la gente estaba muda. El silencio hablaba de lo que ofrecía la selección. Frente a un equipo tosco y limitado, Argentina no le encontró la vuelta. Pero fundamentalmente, no le encontró la vuelta a Argentina. Salvo durante un rato del segundo tiempo de los noventa, la Selección fue un equipo confundido, sin profundidad, impotente para posicionarse mejor.
La suerte ayudó. Argentina ganó otro partido y todavía tiene la oportunidad de mejorar. Y eso, considerando que los impulsos muchas veces son clave en esta clase de torneos, no es poco. La selección llegó hasta los ocho mejores sin acercarse siquiera a su mejor rendimiento. Y por eso, la ilusión está intacta. Porque la jerarquía individual de sus jugadores sigue imponiéndose (Messi, de a ratos; Di María en el final; el primer tiempo deRomero cuando más lo exigieron) y porque ahora tiene un envión anímico. Y quizá ésa sea la llave para solucionar lo que, por ahora, hace que este equipo haya generado 118 minutos de silencio y una emoción inolvidable.

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